Era un monstruito
-diminuto y adorable-
pero un monstruo
al fin y al cabo.
Vos lo supiste desde un primer momento,
y sin embargo
lo abrigaste en invierno
y le diste helado,
en verano.
Y acá estás...
no esperando que niegue
su monstruosidad,
sino que se demore
un poco más,
antes de irse
a destruir
sus primeros edificios,
y te deje,
para siempre,
atrás.
0 comentarios: